Hace unos días tuve la suerte de poder disfrutar en Madrid de la asombrosa exposición retrospectiva del gran Yves Saint Laurent, que puede contemplarse hasta el 8 de enero de 2012 en la fundación Mapfre de Madrid, con la colaboración de la Fondation Pierre-Bergé Yves Saint Laurent.
Durante el transcurso de mi visita me trasladé sin apenas darme cuenta a diferentes épocas pasadas. Por un lado, el París de los años 50, durante los cuales el artista trabajó para la casa Dior y donde concibió su colección “Trapecio”. También a aquella época de los 60 en la que Saint Laurent da poder a la mujer al crear el primer esmoquin, concretamente en el año 66. Más tarde llegaría la primera sahariana o el primer traje pantalón. Esto se traduce en que en esta época se concibe la figura femenina con toques masculinos.
Me encantó también trasladarme a la época de la Belle de Jour de Buñuel con la que sería una de sus musas y fuente de inspiración, Catherine Deneuve. En esta etapa cobra un gran protagonismo su clásico vestido negro de cuello y puños blancos, fiel reflejo de la mujer burguesa.
Por otro lado, el diseñador busca inspiración en corrientes artísticas como el pop art, con genios como Warhol o también en otras obras como son las creadas por Picasso o Matisse y en los cuadros de sus artistas favoritos como Goya, Velázquez o Delacroix.
Pero, definitivamente, lo que más me gustó de la visita fueron los diseños inspirados en la ropa de la India, China, Japón, España o Marruecos. Un trocito de estos países estaban majestuosamente representados en el Paseo de Recoletos de Madrid a través de esas telas exquisitas y ese cuidado de las diferentes culturas allí expuestas.
Y, para concluir, me quedo con una frase del gran maestro Yves Saint Laurent que realmente me llegó: «Nada es más bello que un cuerpo desnudo. La prenda más bonita que puede vestir a una mujer son los brazos del hombre que ama. Pero para aquellas que no tienen la suerte de haberlo encontrado, estoy aquí”.
Detea